Trotsky tuvo poderes parciales, sin llegar a disponer del poder pleno, y aún así, en esa parcialidad, quedó pegado a la arbitrariedad, la injusticia y el ejercicio de la violencia anti libertaria. En el terreno de la teoría política, Trotsky es un portento. Fue el primero en visualizar la necesidad de lanzar la consigna "todo el poder a los soviets", pues entendió en esa maraña de posiciones grandilocuentes, en esa embriaguez colectiva de palabras, que la burguesía rusa no sería revolucionaria como la francesa. Lenin siguió su consejo y los soviets lograron el poder.