El concepto de la representación, en cuanto constituye el arcano de la génesis y de la legitimación del poder, es la clave del modo moderno de pensar la política. Este libro, después de presentar el problema, el nacimiento y la lógica de la representación moderna, recurriendo a autores como Weber, Leibholz, Schmitt y Voegelin, muestra la naturaleza perturbadora del concepto, que, contrariamente a lo que se suele pensar, no es reductible a un mero reflejo de la voluntad y de los intereses de los particulares, sino que implica una relación innegable con la idea, que aparece como constitutiva de la política. Es justamente esta estructura teórica la que exige, para pensar la política hoy, la superación de la concepción moderna centrada en los conceptos de representación y soberanía popular.