La relación entre conocimiento y experiencia espiritual, entre filosofía y gnosis, es analizada aquí desde una pluralidad de perspectivas y en el contexto de tradiciones diversas, a la búsqueda del punto en que el conocer se hace vivencia espiritual y la experiencia transcendente deviene conocimiento. La articulación del conocimiento con la experiencia espiritual, el encuentro de la filosofía con la gnosis, es un problema probablemente eterno en el contexto de las tradiciones espirituales, que adquiere características particularmente agudas en una cultura eminentemente racionalista como la que ahora vivimos. La búsqueda de un conocimiento positivo al margen de toda transcendencia acaba vaciando al ser humano de sus valores esenciales, incluso de aquellos, no específicamente religiosos, que inicialmente se pretendía respetar. Pero tampoco la razón puede estar, sin más, al servicio de la fe, como si ésta, por definición, estuviera siempre, en la práctica, limpia de toda impureza. Y los compromisos que buscan de forma extrínseca o formal el respeto a los dos polos se nos muestran como equilibrios precarios que no respetan la naturaleza de uno ni de otro. La raíz del problema, y por tanto de su solución, puede estar, quizá, allí donde ambos confluyen, allí donde el conocimiento y la experiencia espiritual devienen una sola y misma realidad.