ARTURO PENA LILLO viene de una larga y fecunda lucha que lo convirtió en el más importante editor de aquellos pensadores nacionales que sufrieron proscripciones en los catálogos de las editoriales poderosas. Este hombre, de clara inteligencia y singular modestia, ha vivido al mismo tiempo, paso a paso, los acontecimientos cruciales de la Argentina sin abandonar jamás la vertiente popular. Ahora -y todavía en actividad- nos convida a compartir sus recuerdos, a recrear su aventura, a acercarnos a escritores y ensayistas importantes, ya no solo en su alto pensamiento sino en la calidez de la anécdota cotidiana, en sus indignaciones y en sus sueños. Coloquialmente, en la tradición de nuestros mejores libros de memorias, nos ofrece aquí su singular visión de Raul Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Ernesto Palacio, Juan José Hernández Arregui y tantas otras figuras de nuestro mundo intelectual, en un testimonio que resulta insoslayable para quien desee conocer en profundidad el tramado íntimo de nuestro desarrollo ideológico y político. Por eso, quienes sabemos valorar su hazaña editorial, le agradecemos a Pena Lillo estos recuerdos escritos con fidelidad a aquella vieja pero irreemplazable consigna: "Pensar alto, sentir hondo y hablar claro".