El ejército en la antigua Grecia es un periplo por la evolución del arte de la guerra en la Hélade. Da comienzo en el II milenio a.C. con los precedentes que establecieron la cultura minoica -el potencial de su flota desde la isla de Creta- y la micénica -el poder de los señores de la guerra del continente-. A continuación, superada la llamada Epoca Oscura (siglos XI al VIII a.C.), los textos homéricos nos hablan de ejércitos de dioses y héroes, los cuales escondían una realidad guerrera de la que beberían las nacientes poleis. Y es que de la mano de estas surgirá en el siglo VII a.C. la figura fundamental de la presente obra: el hoplita, unidad básica de la infantería pesada griega cuya formación compacta o falange dominó los campos de batalla del Mediterráneo oriental durante casi cinco centurias. Analizamos su desarrollo y participación en las Guerras Greco-Persas, en la Guerra del Peloponeso, como parte del insigne ejército espartano o del incierto Batallón Sagrado de Tebas, hasta alcanzar el apogeo con el rey Filipo II de Macedonia y su hijo y sucesor Alejandro Magno, que conquistó el mayor imperio jamás conocido. Si bien no nos olvidamos de otros elementos que acompañaban a los hoplitas como fueron la infantería ligera -peltastas, arqueros, honderos, etc.-, la caballería e incluso los elefantes de guerra, así como tampoco lo hacemos de describir cómo era la campaña de uno de estos ejércitos que movía a decenas de miles de hombres por terrenos inhóspitos para enfrentarse irremisiblemente con sus enemigos. En definitiva, una aventura escoltada por toda una serie de citas de autores clásicos que enmarcan una panorámica que no trata sino del origen de la historia militar en Occidente.